martes, junio 16, 2009

Michael Jackson, caminando en la luna

Michael Jackson

Cuantos recuerdos de la infancia, era el momento en que solo me preocupaba por oprimir el boton "play" y la diversión comenzaba. Imitando algunos de sus pasos, cuando precisamente el baile no era mi terreno, llenaba de alegría esos momentos de ocio.
No olvidaré el momento que descubrí en televisión el video-cortrometraje Thriller a finales de los años ochenta. La invasión de un sentimiento de temor acompañado de cierta curiosidad resultaba excitante, simplemente quería más.
Aunque definitivamente no me resultaba familiar su apariencia. Cabello negro que enmarcaba su tez blanca antinatural, el uso de maquillaje típico en una mujer y ropas extrafalarias, eran elementos que realmente no me importaban porque yo solo me divertía y empezaba a admirar, en cierto modo a aquellos personajes que precisamente "se salen" de esa media y se dedican a hacer arte.
Lo que me llamaba la atención era que sus propuestas, aún siendo para un consumo masivo, estaban sustentadas por un contenido esperanzador y en algunos casos contestatario y de denuncia, muy a su estilo, por supuesto.
En 1993 compré su disco compacto Dangerous aún cuando no tenía un aparato donde tocarlo, pero motivado por su visita a México en la cual rompió un record de asistencia. En esa ocasión asistieron más de 500 mil personas en cuatro conciertos llevados a cabo en el Estadio Azteca de la Ciudad de México. El resultado, un video de uno de esos conciertos que vi hasta el cansancio.
Con 750 millones de discos vendidos en todo el mundo, propuestas musicales y videográficas revolucionarias, Michael Jackson al día de hoy representa el ícono de la música y la cultura popular contemporánea. No lo olvidaré. Su música me transporta a aquellos momentos de infancia. Siempre lo recordaré con agrado.

El rostro de la locura... Carmen Mondragón (Nahui Olin)


Ojos que proyectaban locura
cuerpo hirviente y mente anárquica
amante del intelecto y el arte
Nahui Olin

William Hundley / objetos que cobran vida


De prónto llega una oleada de aire caliente que eleva los objetos. Todos ellos de uso común parecen a la vez cobrar vida. No hay vueltra atrás, ellos se vuelven en nuestra contra. Las sábanas parecen flotar sutilmente aletargadas y éstas acechan desde los backyards a los habitantes de los suburbios texanos con la inusual mision de teletransportarse. Tan prónto como viajan y llegan a un garaje, se posan como mancha a la espera del fotógrafo, es William Hundley.

Hundley nacido en Sant Paul, Minnesota en 1976, radica y trabaja actualmente en la ciudad de Austin, Texas. En 1998 ingresa a Southwest Texas State University en San Marcos en el mismo Estado y se gradua en Artes Visuales. A la fecha ha participado en 11 exposiciones colectivas y en 5 individuales.

Su obra gráfica se ha publicado en revistas de arte en Francia, Italia, Alemania, Polonia, Chile, Argentina, entre otros. En el 2001 ofrece sus servicios como docente en el Museo de Arte de Austin (AMOA). Además de la fotografía digital, el artista conocido también por el sobrenombre de "Albino Octopus", ha realizado trabajos en pintura, instalación y video.

Hundley participó a finales del año 2008 junto con 14 artistas norteamericanos, en la muestra ART CRUSH Hasta la Basura se Separa, muestra que permaneció durante un mes en la galería de los espacios culturales de la Antigua Aduana de Nuevo Laredo, Tamaulipas, México; en donde se promovió el uso de material de deshecho para realizar obras de arte contemporáneas.

Observar el trabajo de este artista norteamericano es sumirse en un surrealismo visto a través del nublado e irregular cristal de la locura. Los objetos se tornan caprichosos y abrasivos. Las piezas se vuelven laberintosas, confusas e incomprendidas; pero de una sutileza que lejos de admirar, invaden con una serie de misterios indescifrables.